- 16 mar 2023

Bodegas BUEZO presenta en Madrid su proyecto vinícola

Un magnífico almuerzo en el restaurante Alabaster Madrid, ha sido el perfecto hilo conductor para conocer más en profundidad –cata y experiencia enogastronómica incluidas– el proyecto vinícola de Buezo, que se basa en una firme apuesta por la elaboración de vinos de guarda.

Abel Buezo –Director Gerente y alma mater del proyecto hace ya más de dos décadas–, Miguel Corral –Director Comercial– y Fernando López –Enólogo– nos guiaron en la presentación a través de la añada 2005 –la segunda que comercializan– con sus referencias –tintos reserva– Buezo Tempranillo 2005, Buezo Varietales 2005, Buezo Petit Verdot 2005 y Buezo Nattan 2005.

La nutrida y selecta concurrencia convocada por Marifé Blanco y Ana de Castro –nosotros, casi que nos consideramos, sobre todo tras el fenomenal ágape… y a estas alturas del partido, más nutridos que selectos– pudimos adentrarnos en el transcurso del almuerzo en algunas de las razones, línea argumental y valores que llevaron a Abel Buezo –fundador además de gerente– a crear un proyecto tan arriesgado, que ha tardado prácticamente dos décadas en alumbrar sus primeros vinos comercialmente. Abel Buezo explicó la pasión que le movió a crear su propia bodega en el año 2000 y su filosofía de poner su trabajo y su esfuerzo al servicio del terruño.

De izquierda a derecha, Fernando López –Enólogo–, Abel Buezo –Director Gerente–, y Miguel Ángel Corral –Director Comercial–.

De hecho, sus vinos representan la conexión más exitosa entre el respeto a la tierra y la inquietud de elaborar una gama de vinos diferentes. “Más que un negocio, se trataba de una actividad patrimonial”, subrayó. “Somos muy conservadores y pacientes en lo que se refiere al retorno de la inversión”. La atávica austeridad castellana en el carácter, que asimismo se experimenta en su clima, también sirvió a Abel Buezo para matizar “las tres cosechas” en que se basa su inversión emprendedora (podríamos llamarla ‘la triple doble C’: “cosecha en casa, cosecha en el campo, cosecha en la cartilla” –la del banco esta última, claro está–.

Bodegas Buezo es la historia de la pasión por el terruño, la autenticidad y el carácter, y también es el sueño hecho realidad de Abel Buezo, un enamorado de su tierra y que desde su infancia ha estado vinculado al mundo agrícola.

La bodega se levanta en la Finca Valdeazadón, en la localidad de Mahamud, perteneciente a la comarca del Medio Arlanza, provincia de Burgos (al sur de la capital), dentro de la Denominación de Origen Arlanza. Se trata de una moderna construcción en la que sus 47 hectáreas de viñedo propio rodean sus modernas instalaciones.

Las cepas están plantadas a entre unos 850 y 900 metros de altitud, en unos parajes dominados por un clima continental, contundente y extremo, con inviernos largos y fríos, y veranos cortos, secos y calurosos. La pobreza de sus suelos, la gran oscilación térmica y la altitud –viñedos en altura de facto– son armas que compensan los efectos del cambio climático y juegan a favor de la buena acidez de sus vinos, que los capacita para largas crianzas –aquí en concreto, de entre 14 y 15 años– y los convierte en excelentes vinos de guarda.

Como nos comentó el enólogo de la Bodega, Fernando López, este es el santo y seña de los vinos de Bodegas Buezo: vinos de guarda de corte o estilo francés, en los que la potencia, astringencia y tanicidad natural de las uvas de estos terruños, las aristas de los vinos resultantes, son domadas por esa larguísima crianza en botella (entre unos 72 y 90 meses), posterior a una estancia relativamente breve en madera (unos 15 meses); mayoritariamente en barricas de roble francés (en torno al 70%, de tercer uso de media y tostados más bien ligeros).

Simplificando, tanto Fernando como Miguel –su director comercial… e indistintamente enamorado del proyecto y de la filosofía de Buezo–, nos continuaron dando claves de la personalidad de estos vinos, de una bodega que nosotros nos atrevemos a calificar como realmente singular en España. Vinos de terruños, viñedos (plantados hace ahora 23 años) y uvas propias. Desde la variedad autóctona tempranillo, pasando por otras variedades que se han aclimatado a la perfección al terruño, como las cabernet sauvignon, petit verdot y merlot, se encuentran otras variedades experimentales, caso de la tannat, por las que se ha apostado para innovar con nuevos aromas y sabores que sorprendan al amante de los vinos diferentes.

Vendimias manuales, manejo y elaboración de la uva por gravedad en la bodega, maceraciones largas (mínimo 30 días) para extraer la potencia natural de la zona y la carga polifenólica de las uvas, producciones limitadas (entre 150.000 y 170.000 botellas, entre todas las referencias), rendimientos escasos de un máximo de 3.500-4.000 kg/hectárea (el caso de la tempranillo) a las 2.800 kg/ha en el caso de la petit verdot…Vinos de guarda pero, como decíamos, con una crianza en realidad corta en barrica, en los que la tendencia es a indicar la añada por encima de la categoría, digamos, ‘institucional’ de “reserva”; de hecho el ‘Reserva’ sólo aparece en la contraetiqueta ya que en algún caso puede ser incluso contraproducente…

Son unos tintos corpulentos al nacer, con un grado alcohólico en torno a los 14,5º, pero que se muestran finos y delicados una vez vertidos en la copa. Son vinos de largo recorrido en su paso por boca, de persistente permanencia de sensaciones, postgusto prolongado. Son unos tintos cuyo paso por barrica únicamente intenta aportar estructura y esqueleto al vino, crear la base gustativa y aromática sobre la que expresar su originalidad, es decir su tipicidad varietal, su vínculo a la tierra, al terruño y a las uvas que en ella prosperan. Tintos de guarda que, pese a su edad, tienen capacidad de aguantar, incluso mejorar sus virtudes aún durante otros años más descansando en la botella.

Wine Bar en las instalaciones de Bodegas Buezo.

Y así pudimos comprobarlo en cada pase del almuerzo de Alabaster –principalmente carnívoro en esta ocasión–, armonizado con un vino de las cuatro referencias que Bodegas Buezo ha lanzado al mercado hasta el momento. En este caso. Degustamos y –como siempre– disfrutamos de unos vinos embotellados en 2007, creados a partir de uvas cosechadas en el año 2005:

Buezo Tempranillo Reserva 2005, un varietal de tempranillo que muestra con franqueza la personalidad de esta uva en los viñedos de la bodega-château, nos sirvió para abrir boca junto a la Empanada gallega al corte, la Croqueta de cigalas de la ría y la Sardina ahumada, queso Arzúa y pan brioche.

Este tempranillo –la uva mayoritaria en la finca– representa a la perfección la tipicidad de la variedad tempranillo y el terruño. Buezo Tempranillo Reserva 2005 lo sentimos como un vino amable, goloso, de corpulencia media, muy equilibrado, con esa magnífica acidez refrescante que nos sorprendió durante todo el ágape, con recuerdos de frutos de bosque, ciruela Claudia, confitura de ciruela negra, y con un tanino muy agradable. Como comentó Miguel A. Corral –que además de su rol comercial, es, para más señas, sumiller de la bodega– “un vino muy bebible”. Realizó una crianza en barrica (80% roble francés) de 14 meses.

Buezo Varietales Reserva 2005, que combina un 50% de tempranillo con merlot y cabernet sauvignon a partes iguales sirvió para demostrar la perfección que pueden alcanzar las variedades autóctonas y las foráneas debidamente adaptadas a este terruño especial. Nos cuenta Fernando que las variedades de uva se elaboran por separado hasta el momento final de la mezcla de las respectivas vinificaciones.

En cualquier caso, igualmente sirvió a la delectación de las bondades gastronómicas y el contundente sabor de los Parpadelles de tinta salteados con guiso de choco. Buezo Varietales también expuso las características de intensidad, potencia y acidez; pero en cambio puso sobre nuestras narices tonos vegetales, incluso herbales; también recuerdos de monte bajo, y según el vino se iba oxigenando nos trajo notas especiadas y matices tostados, pimiento asado, cuero, bosque umbrío. Nos lo definen como un tinto de estilo bordelés, redondo en boca, goloso de entrada, amable, pero más complejo.

El sorprendente Buezo Petit Verdot Reserva 2005, cuya plantación fue una de las primeras que tuvo lugar en España fue un valor seguro para la sutileza carnal del Pichón asado, brioche de foie y remolacha encurtida.

Los viñedos de la petit verdot se ubican en una zona súper extrema para esta variedad de uva de origen francés. Con unos rendimientos por hectárea muy bajos (por debajo de los 3.000 kg), su maduración en campo se alarga trementamente. De hecho se vendimia la primera o incluso la segunda semana de noviembre. No es, desde luego, nada habitual el cultivo de esta variedad en el norte de España. Buezo Petit Verdot Reserva 2005 es un vino que lleva muchísimo trabajo en la viña y por ello su capacidad de envejecimiento es “eterna”. De primeras, simplemente al olerlo, sin mover la copa, sentimos que su aroma tenía muy buena intensidad. Sobre esta base se desplegaba un marco complejo de aromas entre los que aparecían más nítidamente tonos secundarios y terciarios. Hay un salto de niveles entre sus registros sensoriales. Desde el color, a los aromas y el sabor, “es un vino mucho más serio” nos dicen. Fruta pasificada y en compota, frutos negros, guinda en licor, recuerdos mentolados, estructura y corpulencia en el paso por boca, notas tostadas finas y muy bien colocadas en el conjunto, recuerdos anisados, elegantes tonos de reducción de calidad, cuero, tabaco...

Y, por último, Buezo Nattan Reserva 2005, un varietal de tempranillo de exclusiva producción de tan sólo 10.000 botellas. Exclusividad, complejidad y potencia ideales para su matrimonio gastronómico con la Costilla de vaca glaseada y parmentier de patata: e incluso para finalizar junto al postre, el Bizcocho en licor, chocolate y crema de cacahuete.

La fermentación se lleva a cabo por separado según parcelas y, mientras la alcohólica se realiza en depósitos troncocónicos de acero inoxidable, la maloláctica tiene lugar en tinos de roble francés de 10.000 litros. Tras la crianza de 18 meses en barricas bordelesas (225L) de roble francés, se seleccionan aquellas en las que el vino muestra parámetros especiales y diferenciadores del resto. Posteriormente, el vino descansa en botella durante al menos unos 90 meses más. Casi nada.

Con este preámbulo es fácil entender que Buezo Nattan Reserva 2005 demuestra una gran intensidad aromática desde que cae en la copa. Alterna notas balsámicas, mentoladas, after eight, recuerdos de botica, especias y perfumes orientales. Desde que nace, todos sus parámetros son diferentes y excepcionales. Como anticipábamos, un vino que también va fenomenal en la sobremesa, casando con cacao amargo, tablas de quesos… Es potente, carnoso, muy estructurado, con una tanicidad aún bien presente, así como la evidente influencia de la madera –por encima que en sus ‘2005 hermanos’, cierto amargor y tonos vegetales en el postgusto que complementan su corpulencia y prolongan un recuerdo y paso por boca del vino larguísimo, eterno.

De momento, el punto fuerte comercial de Bodegas Buezo se basa en la exportación (el 70%). En España, el canal de distribución es el de la restauración y vinotecas. Como decíamos, llevan realmente sólo dos añadas en el mercado. Y además tuvieron que comenzar justo antes de la pandemia… Con eso ya casi lo decimos todo. De modo que ahora mismo es cuando están empezando a despegar de forma efectiva. Unos vinos que realmente han captado nuestro atención… emociones y sentimiento. Y con una relación calidad-precio asombrosos (entre 18 y 30 € aproximadamente). Ideales para tomar, magníficos para guardar, perfectos para regalar.

Así que gracias Marifé y Ana por invitarnos a compartir esa pasión en forma de vino de Bodegas Buezo. Gracias Abel, Fernando y Miguel; y enhorabuena por los resultados, calidad y cualidades, y mucho ánimo para ese proyecto tan conceptualmente ambicioso y realmente singular, comprometido y complicado. ¡Larga vida a los vinos de guarda de Buezo, sí señor!.