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LE PETIT PRINCE: À la page

"Comedor galo con platos de manual comandado por Philippe Frangialli".
"Sólida propuesta gastronómica con los platos más reconocibles de la culinaria francesa: rilletes y patés caseros, sopa de cebolla, raya a la mantequilla negra, caracoles a la borgoñoña, confit de pato, steak tartare..."
  • Por JUAN ANTONIO DÍAZ

  • FOTOS © Juan Antonio Díaz "Nono" © Le Petit Prince Restaurant

En los años setenta del siglo pasado existía en Madrid un restaurante que se llamaba Bodensee cuya especialidad era la fondue, que como todo el mundo sabe era (y es) una forma de preparar y servir quesos o carne. En el primer caso se podía componer de diversos quesos suizos (o franceses) fundidos en una olla de cobre gracias a un hornillo instalado sobre la mesa. Los quesos se rociaban con vino blanco del Rhin -por ejemplo-. Cada comensal atacaba por su lado con un pincho especial en el que insertaba un pedazo de pan intentando retener, girando el tenedor en el aire, la mayor cantidad posible de queso.



Si se elegía la fondue de carne la olla se llenaba de aceite hirviendo, en una fuente al lado se ponían los trozos de carne cortados en cubos junto a cuatro o cinco salsas diferentes para dar variedad a la degustación. Los comensales pinchaban la carne, la introducían en la olla y después de un rato la sacaban mezclándola con las salsas que consideraban más conveniente. Bodensee estaba en los bajos de Argüelles, una zona que fue muy popular en la época, pues había tiendas con artículos orientales, garitos de diferentes ambientes, boutiques y bares llenos de música, moda joven y progresía. Fui en dos o tres ocasiones, era realmente divertido compartir con los compañeros de mesa una fondue, había siempre buen rollo y buena tertulia.


Al Bodensee se le consideraba restaurante francés y además de él había algunos más de diversa índole en aquel Madrid setentero, como por ejemplo La Fromagerie Normande, La Marmite, La Terrine o Le Petit Bistrot. No era Madrid un dechado de restaurantes franceses y lo cierto es que actualmente por razones que no alcanzo a entender tampoco los hay en exceso, aunque se pueden contar algunos con la suficiente calidad como para destacarlos.



Uno de ellos es Le Petit Prince, al que la guía Metrópoli en la edición de 2020, última antes de su cierre, le dedicaba estas líneas: Comedor galo con platos de manual comandado por Philippe Frangialli. A pesar de que la sala no tiene el encanto de otros restaurantes de la capital, su propuesta gastronómica es más que sólida, con rilletes y patés caseros y los platos más reconocibles de la culinaria francesa: sopa de cebolla, caracoles a la borgoñona, raya a la mantequilla negra, confit de pato y steak tartare. No pasa lo mismo con la bodega, con bastantes etiquetas españolas.” Lo clavaron.



En los tres años que median entre 2020 y 2023 se podría decir lo mismo y no es ningún demérito. Al contrario, que tres años y pico después se siga reconociendo esa cocina de manual con una propuesta gastronómica más que sólida, que Philippe Frangialli siga comandando esos platos reconocibles de la culinaria francesa como son los patés caseros, los rilletes, la sopa de cebolla, la raya la mantequilla negra, los caracoles a la borgoñoña, el confit de pato o el steak tartare, tiene un mérito extraordinario.


¿Que la sala no tiene encanto? Eso es relativo, pero por si acaso ahí está la opción de la terraza para compensar. Una terraza deliciosa en una zona peatonal, situada entre dos “monstruos” de gran actividad comercial como son El Corte Inglés de Goya y el Wizink Center (Palacio de los Deportes para entendernos mejor). ¿Que no hay suficientes vinos franceses? Honestamente creo que hay los suficientes. Solo hay que saber rebuscar y elegir al gusto de cada cual. Philippe es un tipo encantador, es francés, sí, pero lleva en España la tira de años, habla perfectamente español y conoce de sobra los gustos españoles.



Lo mismo que el personal que atiende las mesas, todos hablan francés y español. La música de ambiente es francesa, que a mí personalmente me gusta mucho. Todo es muy genuino, muy auténtico, muy francés. Tanto es así que los patés de campaña y los rilletes de pato, los caracoles de Borgoña o a la borgoñona, la sopa de cebolla gratinada, el magret de pato con manzanas confitadas o el confit si se prefiere, la raya a la mantequilla negra, la tabla de quesos franceses y la tarta tatin de manzana, me trajeron los mejores recuerdos de los muchos viajes que hice a Burdeos, localidad en la que tenía y sigo teniendo familia.



Por no faltar no faltó ni el Ricard de aperitivo. ¿Hay algo más francés que el Ricard o el Pernod? ¿Hay algo más francés que escuchar a Charles Aznavour o Françoise Hardy? No ¿verdad? Pues todo eso y mucho más es Le Petit Prince: un restaurant français. Comme il faut.



LE PETIT PRINCE Restaurant

Calle Fernán González, 7

28009 Madrid

Tel. Reservas: 91 431 44 14



HORARIO

Martes a Jueves y Domingos

13:00 - 00:00 hrs

Viernes y Sábados

13:00 - 01:00 hrs

OTROS SERVICIOS

Menú del Mediodía (Sugerencias del Chef)

15,50 € (IVA incluido)

Delivery · Eventos · Reserva on Line





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